“And Elijah said to her “Do not fear;” go and do as you have said. But first make me a little cake of it and bring it to me, and afterward make something for yourself and your son. For thus says the Lord, the God of Israel, “The jar of flour shall not be spent, and the jug of oil shall not be empty, until the day that the Lord sends rain upon the earth.” (1 Kings 17: 13-14- ESV)
Todays prayer devotional is shared by Beverly Sonney
This poor and destitute widow and her son had nothing to live on but a handful of meal and a little oil; it was her last. She was hardly in a condition to entertain but was like those who begged alms. Still, she was humble, industrious and did not complain of her hardship; she accommodated herself and her son as well as she could. She did not make excuses of her destitute condition or lack of resources; nor that she had more pressing matters to attend; or object because Elijah was a stranger. She was charitable and generous. (vss. 10-11) Her assurance that this stranger was God’s prophet enabled her to dismiss the notion that he was a vagrant. Depending upon God’s promise, she took the prophet at his word and obeyed. It was a great trial of her faith and obedience, having just enough for herself and her son, that she made a cake for Elijah “first,” then prepared a cake for herself and her son. In compassion, God had sent the prophet Elijah to her-not to beg but to board with her; for He would pay her well for the prophet’s table. The meal and the oil multiplied, not in the hoarding but in the spending. When God blesses a little, it will go a long way, even beyond expectations. The increase of the widow’s faith to such a degree enabled her to deny herself and depend upon the divine promise. (Psa. 37:25) Today, those who may find themselves in similar circumstances should recall the widow’s faith, remember God’s promise and empty ourselves in His service, giving Him His due “first” out of our little, be ready to do any kindness you can to anyone (yes, even to strangers), trust God, seek the kingdom first and then other things shall be added and not forget, a cup of cold water, though it cost you no more than a little labor to fetch it-shall in no wise lose its reward. (Matt. 10:42; Mrk 9:41)
Dear Father in Heaven, thank you for blessing my life so richly. Help me to remember that all my blessings come from you and that you will always provide. And in faith, may I give cheerfully to others for their good for your glory. In Jesus’ name, Amen.
“Y Elías le dijo: “No temas”; ve y haz lo que has dicho. Pero primero hazme una pequeña torta y tráemela, y luego haz algo para ti y tu hijo. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: La tinaja de harina no se gastará, ni el cántaro de aceite se acabará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la tierra. (1 Reyes 17: 13-14- NVI)
El devocional de oración de hoy es compartido por Beverly Sonney
Esta viuda pobre e indigente y su hijo no tenían nada para vivir salvo un puñado de harina y un poco de aceite; fue la última. No estaba en condiciones de recibir invitados, sino que era como los que piden limosna. Aún así, ella era humilde, trabajadora y no se quejaba de sus dificultades; se acomodó a ella y a su hijo lo mejor que pudo. No puso excusas por su condición de indigencia ni por su falta de recursos; ni que tuviera asuntos más urgentes que atender; u objetar porque Elías era un extraño. Ella era caritativa y generosa. (vs. 10-11) Su seguridad de que este extraño era el profeta de Dios le permitió descartar la noción de que era un vagabundo. Dependiendo de la promesa de Dios, ella tomó la palabra del profeta y obedeció. Fue una gran prueba para su fe y obediencia, al tener lo suficiente para ella y su hijo, hizo un pastel para Elías “primero” y luego preparó un pastel para ella y su hijo. Por compasión, Dios le había enviado al profeta Elías, no para mendigar, sino para hospedarse con ella; porque Él le pagaría bien por la mesa del profeta. La harina y el aceite se multiplicaron, no en el acaparamiento sino en el gasto. Cuando Dios bendice un poco, será de gran ayuda, incluso más allá de las expectativas. El aumento de la fe de la viuda a tal grado le permitió negarse a sí misma y depender de la promesa divina. (Sal. 37:25) Hoy, aquellos que puedan encontrarse en circunstancias similares deben recordar la fe de la viuda, recordar la promesa de Dios y vaciarnos en Su servicio, dándole lo que le corresponde “primero” de nuestro poco, estar listos para hacer cualquier cosa. bondad puedes con cualquiera (sí, incluso con los extraños), confía en Dios, busca primero el reino y luego se añadirán otras cosas y no lo olvides, un vaso de agua fría, aunque no te cueste más que un poco de trabajo ir a buscarlo. -De ningún modo perderá su recompensa. (Mateo 10:42; Marcos 9:41)
Querido Padre Celestial, gracias por bendecir mi vida tan ricamente. Ayúdame a recordar que todas mis bendiciones provienen de ti y que tú siempre proveerás. Y que con fe pueda dar con alegría a los demás para su bien y para tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.